Los jóvenes ya no decidimos si estudiar o trabajar
Actualmente
estamos ante una época de crisis, una realidad que por lo visto en las
estadísticas que nos ofrece la situación actual, va a durar unos cuantos años,
los suficientes para que los jóvenes de ahora ya no sean tan jóvenes en el
momento que la crisis laboral se apacigüe, dejando así de ser tan grave como actualmente lo está siendo. Todo ello conllevará la negativa consecuencia de que la vida laboral
de los jóvenes de ahora y de los mayores de entonces, será en el futuro corta y
tal vez desmotivada. Pero dejemos de
pensar en las consecuencias futuras, y analicemos las mas tempranas e
inmediatas que derivan de que los jóvenes no tengan trabajo en la actualidad,
ya no se trata de un trabajo acorde a sus estudios y especialización, sino
simplemente a un trabajo digno cualquiera, pagado y valorado a través de un
contrato y una nomina. Está claro que el
sistema español en el ámbito educativo lo ha hecho mal y por lo visto, continua
haciéndolo, va de mal en peor.
El motivo es que España ha creado
muy buen producto (esto es indiscutible), si por producto entendemos jóvenes
estudiantes cualificados y especializados en numerosos campos del ámbito
laboral, una preparación que supone un gran coste para Estado y para las
familias, una preparación que luego por desgracia no sirve para nada, siendo
esta la realidad, España gasta su dinero en preparar a los jóvenes españoles
(producto) y otros países se aprovechan de ello, explotando el producto en su
país. En definitiva, España se gasta el dinero en generar un producto (jóvenes cualificados) que otros países luego
explotan, beneficiándose así de lo que nuestro país ha producido.
La
consecuencia inmediata es por un lado, en los estudiantes ya cualificados y con
un título universitario, desmotivación y sensación de engaño, hace unos 10 años
nos vendieron a nosotros y a nuestras familias que la mejor opción para tener
un buen trabajo era estudiar en la universidad, y tras terminar íbamos a
conseguir en poco tiempo un trabajo acorde a nuestros estudios y bien
remunerado. ¿Dónde está ahora ese resultado? Ya tenemos un titulo universitario
e incluso dos, un máster, hablamos a nivel intermedio la mayoría un idioma, y
otro porcentaje más pequeño incluso dos a nivel profesional, hemos salido al
extranjero, y continuamos pagando por una formación continua mientras echamos
currículos en empresa tras empresa y/o preparamos una oposición o una tesis
doctoral. Continuamos tanto España y las
familias pagando por esta formación, una formación interminable mientras
esperamos firmar un contrato laboral. En definitiva continuamos fabricando ese
producto, un producto que, o bien otro país explotará, o bien en el momento que
España empiece a ver sus beneficios ya será tarde, porque ese producto joven y
motivado, será entonces un producto agotado y sin experiencia laboral alguna.
Y
por otro lado, otra consecuencia es la referente a la situación actual de los jóvenes de edad temprana
que acaban su vida académica en el bachiller y se preguntan ¿se supone que tras
subir el gobierno las tasas académicas universitarias, teniendo a uno de mis
padres en paro y viendo el panorama de los jóvenes que ya tienen carrera y no
trabajo, debo dejarme convencer que la mejor opción es estudiar una carrera
universitaria? Lógicamente viéndolo desde ese punto de vista, es normal que
decidan no seguir estudiando, pero otra consecuencia es que a pesar de no tener
dinero suficiente para hacerlo tampoco tienen cualificación suficiente para
trabajar, es más, no hay trabajo para ellos teniendo o no cualificación, al
igual que no lo hay para los que ya la tienen, de ahí que sean “NiNi”, porque
no estudian ni trabajan, pero no porque ellos así lo decidan, sino porque no
tienen dinero ni motivación para estudiar ni trabajo donde trabajar, es decir,
porque así lo ha generado el gobierno y la situación económica nacional e
internacional que estamos sufriendo todos, y que por desgracia donde mas
repercute a efectos de futuro y de larga duración es en lo jóvenes de hoy y
mayores del mañana.
Tal
vez algunos piensen que le mejor solución son los minijobs, nanoempleos, etc.,
llamémosles como los llamemos o como quieran los gobiernos de los diferentes
estados llamarlos, pero dichas estrategias laborales creadas para bajar las
tasas de paro juvenil y para callar a los jóvenes, son como decía mi abuela
“pan para hoy y hambre para mañana” o como decía el filósofo Tugenthat “mero
papel mojado”, ya que serán eficaces a corto plazo, pero a largo plazo están
muy lejos de un trabajo digno y legal acorde a lo que el derecho del trabajo
entiende por trabajo. El empresario de ahora más que nunca tiene todo a su
favor, un trabajador joven, bien cualificado y especializado con ganas de
comerse el mundo, un gobierno cuyo objetivo es disminuir lo antes posible las
catastróficas cifras de paro y por supuesto, la opción de pagar poco a ese
trabajador joven a través de los minijobs, con contratos de trabajo temporales
y de media jornada, con cuantías tan pequeñas a través de las cuales el joven
de hoy puede darse algún que otro capricho, eso sí, siempre y cuando viva con
sus padres, porque si vive por su cuenta ni para el alquiler del piso tiene con
ese sueldo. ¿Minijobs? Sí son útiles para aquellos jóvenes que no tienen
facturas que pagar ni responsabilidades mayores que ir a un centro comercial a
comprarse unos vaqueros, pero muy pocos eficaces para aquellos jóvenes que
desean una independencia y que algún día esperan formar una familia.
Aún así no
todo va a ser negativo a cerca de mi visión sobre los minijobs, ya que gracias
a ellos si son trabajos que van a ser útiles para que el joven tenga
experiencia el día de mañana en lo que ha estudiado, bienvenidos sean, si son
trabajos que a pesar de que nada tengan que ver con la formación del joven,
pues también serán bienvenidos si gracias a ellos el joven puede costearse sus
estudios, por lo contrario, sería una explotación laboral pero disfrazada con
el concepto “oportunidad laboral”, que lo único que hace es que el joven sea
más consumidor porque le proporciona dinero para sus caprichos (fiestas,
ropas…), no siendo así en consecuencia el suficiente sueldo para poderse
independizar y formar su propia vida. Si
dicho dinero el joven lo invierte en su formación, eso sería algo positivo a destacar,
pero otra consecuencia sería que el tiempo académico probablemente se ampliaría
más de lo normal, ya que estudiar y trabajar a la vez no todo el mundo esta
capacitado (por no decir la mayoría) para sacar un carrera en esas
circunscritas en tan sólo cuatro años según la regulación del Plan de Estudio Europeo Bolonia.
Mi reflexión de hoy es la siguiente: ¿realmente los jóvenes deciden no estudiar ni trabajar? Ya sabéis mi opinión, y tú ¿qué piensas? ¡A filosofar se ha dicho! =)
Un abrazo, con todo mi cariño y amor, Leticia
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