El modelo racionalista del conocimiento (Descartes y Leibniz):
Tanto Descartes como Leibniz han dado origen al
racionalismo. El
planteamiento epistemológico de Descartes busca un punto de partida firme. Para
ello, es importante desechar todos los conocimientos iniciales y todos los
errores. Descartes afirma que se puede y se debe dudar del conocimiento
sensible, de los razonamientos y de la capacidad humana de diferenciar entre
sueño y vigilia (con todos los pensamientos que pueden acompañar a ambos
estados). Así, plantea diversos niveles y motivos de dudas: 1º)
Duda acerca de los sentidos, por motivos reales; 2º)
Duda acerca del estado sueño/vigilia, por motivos verosímiles y; 3º)
Duda acerca de la posibilidad de la existencia de un dios engañador o de un
genio maligno, por motivos hipotéticos y metodológicos.
La
duda de Descartes se dirige a los fundamentos del conocimiento. La duda de
Descartes es una duda metódica ya que esta duda tiene un carácter instrumental,
es un método. La
búsqueda de un punto de partida firme va asociada a un principio cartesiano,
que se puede denominar el “principio de evidencia”, ya que Descartes considera
que es evidente todo aquello que se le presenta a la mente de una forma
determinada. Esto se opone a la probabilidad y a los niveles de probabilidad.
Este
principio de evidencia se apoya en lo que, para Descartes, es el elemento
fundamental del conocimiento: la intuición (de la que habla en la tercera regla
de su obra “Reglas para la dirección del espíritu”). La intuición, para
Descartes, es un concepto de la mente y tiene las características de ser
indudable. Este concepto nace de la sola luz de la razón. La intuición en
Descartes es racional.
Lo
evidente es lo que se presenta a la mente de una forma indudable. Esto que se
presenta a la mente de una forma indudable se obtiene por la sola luz de la
razón. Las características de lo evidente son la claridad y la distinción. La
claridad depende de la presencia de la idea o del concepto en la razón y la
distinción indica que no está mezclado con otros conceptos (es decir, está bien
delimitado, que no tiene elementos que nos puedan confundir).
El énfasis en la intuición en Descartes es una de
las características de su racionalidad. Así, los actos de conocimiento son
actos en los que algo se da de una forma inmediata, sin una inferencia
intermedia,... La evidencia siempre acompaña a la intuición (si no lo hace,
será una conjetura, una opinión,...).
El
punto de partida firme que encuentra Descartes para construir el conocimiento
es la conciencia de sí mismo (“Cogito”). Esta conciencia puede ser muy variada,
pero se refiere a uno mismo. Es pensar siendo consciente de lo que se piensa. El
papel de la luz natural de la razón es muy importante en todo tipo de
conocimientos. Tiene un papel determinante.
Para
Descartes, la experiencia sensible tiene una función subordinada a la razón, implica recibir algo; pero, al recibir
algo, la conciencia o la mente no es completamente pasiva, sino que el
pensamiento humano se pone en marcha para interpretar lo que se recibe, para
verificar lo que se recibe, para aceptar/corregir/recharzar lo que se
recibe,... Los
sentidos, como a veces engañan, hay que valorarlos por debajo de otras cosas
que no engañan, pero su testimonio tiene su importancia. La información
sensorial ha de ser siempre contrastada con los medios intelectuales.
Pero,
¿por qué con la razón? ¿Qué tiene la razón para estar mejor valorada? En primer
lugar, todo lo referente al conocimiento intelectual, en Descartes, está
caracterizado por una evidencia de la que no goza el conocimiento sensorial. En
segundo lugar, el acto de conocimiento más fiable es la intuición, que es de
carácter intelectual. En tercer lugar, la inteligencia humana también es fuente
de conocimiento. Al ser fuente de conocimiento, es más fiable que la fuente más
dudosa de los sentidos Esto
se puede ver en el ejemplo de la cera de la “Meditación II”, donde se ve la
diferencia entre lo dicho por los sentidos y lo dicho por la razón, donde el
concepto del objeto le permite interpretar que se trata del mismo objeto, a
pesar de los cambios observados por los sentidos.
Un
punto de apoyo extraordinario, es lo que para Descartes es un
ejemplo de conocimiento fiable: las matemáticas. Para el pensador, la matemática
es un modelo muy importante. La duda que plantea Descartes acerca de los
conocimientos matemáticos en la “Meditación I” es de tipo de hipótesis
(¿Podrían ser “dos más tres diferente de cinco”). Esta duda no está sometida a
una argumentación tan fuerte como la duda acerca del conocimiento sensible. Tenemos que tener en cuenta que vive en una época en la que se consideraba que la Naturaleza era matematizable
(una idea proveniente de Galileo). Por ello, le da tanta importancia a las
matemáticas. Las matemáticas son un gran instrumento para el conocimiento (y,
así, le sirve de apoyo). Es una matemática racional y que sirve para aprender
mucho conocimiento (por ejemplo, los conocimientos en geometría, los
conocimientos en física,...).
El
modelo racionalista de conocimiento se caracteriza por: (1) Los sentidos son una fuente insegura de conocimiento; (2) La inteligencia es una fuente más segura de conocimiento; (3) Los conocimientos sensoriales tienen unos resultados menos interesantes que los
conocimientos matemáticos; (3) La inteligencia humana no es pasiva, sino que interviene de diversas maneras en
la configuración de los datos del exterior (es decir, la experiencia sensorial
se convierte en algo comprensible gracias a la inteligencia).
Descartes
renueva todo el planteamiento anterior en Teoría de Conocimiento y supone un
cambio en los modelos de conocimiento presentes en la época (el modelo de
Teoría de Conocimiento más extendido en la época era el modelo de corte
aristotélico, donde el conocimiento es un proceso de asimilación que parte
siempre de la sensación). En Descartes, no hay asimilación y no hay escala,
sino dos planos: racional y sensorial (que es interpretado por la razón). Para
Descartes, conocer es intuir intelectualmente algo e interpretar críticamente
lo dado por los sentidos.
A
las características ya mencionadas del racionalismo, se le une el innatismo
cartesiano. Este innatismo se refiere a que determinadas ideas no se adquieren
(con la experiencia, con el aprendizaje, con el conocimiento,...) y que no son
compuestas (o construidas). Estas ideas ya las posee el hombre por el hecho de
ser alguien dotado de razón.
Otra
figura importante del racionalismo es Leibniz, que es un filósofo que parte de
Descartes y que ya ha leído a Locke. Leibniz puntualiza los principios
racionalistas del conocimiento frente a los principios empiristas del
conocimiento de Locke. Una
de las principales características del planteamiento de Leibniz es que, en
comparación con Descartes, Leibniz completa los principios racionalistas del
conocimiento. Tenía una gran confianza en las posibilidades de la razón humana. Leibniz
aspiraba a construir un sistema unificado de saber, de la ciencia. Esta idea
era muy ambiciosa.
Todos los conocimientos podían ser organizados conforme
a principios racionales. Leibniz
distingue entre verdades de razón y verdades de hecho: (1) las verdades de razón son necesarias y sus opuestas son imposibles y (2) las verdades de hecho son contingentes y sus opuestas son posibles.
Cuando
una razón es necesaria, su razón puede encontrarse por análisis, reduciéndola a
ideas y verdades más simples. Para Leibniz, las verdades de razón son verdades
que no tienen un origen empírico y que son necesariamente verdaderas y
lógicamente necesarias. Las verdades de hecho son de origen empírico y nunca
son necesarias (así, sus contrarias no son imposibles).
Leibniz,
con esto, hace una distinción de la verdad que es importante y que es una
característica del racionalismo. Pero esta distinción entre verdades no es
exclusiva del racionalismo, ya que esta distinción se puede defender aun no siendo
racionalista. Pero, lo importante es que Leibniz postuló que no todas las
verdades son del mismo tipo. Esta
distinción le sirvió a Leibniz para entender que haya proposiciones necesarias
y proposiciones contingentes (por lo menos, para el conocimiento humano). Una
de las características del racionalismo es la importancia de las matemáticas.
Por eso, ambos autores incluyen las matemáticas en sus propuestas. Por eso,
emplean las matemáticas en ejemplos. Leibniz sitúa dentro de las verdades de
razón los principios lógicos y matemáticos.
Todas
las verdades de razón tienen una característica común: desde el punto de vista
lógico se atienen al principio de identidad, mientras que las verdades de hecho
no se relacionan con el principio de identidad sino que se relacionan con el
principio de razón suficiente (un principio típico de Leibniz) (el fundamento
de la verdad de hecho es una razón no estricta, no absoluta,... sino una razón
suficiente para que sea en lugar de ser de otra manera).
En conclusión, Leibniz
también admite que hay algo innato en el conocimiento humano. Pero no afirma,
como Descartes, que tengamos ideas innatas. Lo innato es la capacidad de
actualizar conceptos puramente intelectuales. Para Descartes, era claro que
tenemos ideas innatas mientras que Leibniz dice que el entendimiento humano no
es una tabla rasa sino que posee capacidades innatas que en el curso de la
vida, del estudio, del aprendizaje,... se realizan. Así, el entendimiento tiene
la capacidad innata de desarrollar conceptos que no proceden de la experiencia
y, por ello, son innatos.
Os deseo una semana llena de sorpresas y de sonrisas. Un abrazo muy grande. Leticia.
podrias decirme comon se llaman cada uno de los personajes q estan en la portada porfavor
ResponderEliminar¡Hola Saruska! Newton es el que lleva en la mano una manzana, Descartes un triángulo y Arquímedes es el lleva una herramienta. Un saludo
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