Entendimiento, razón y memoria
El
entendimiento siempre se ha relacionado con la inteligencia, de hecho desde la filosofía medieval,
ésta se escribía en latín utilizándose una serie de palabras que hacían
referencia al entendimiento (“mens”, “ratio”, “intelectos”,…). A partir de
Descartes, se empiezan a escribir obras en las lenguas vernáculas. Así,
Descartes sigue usando estos tres términos y sus traducciones (“mente”,
“razón”, “intelecto”,...). Hume centra la discusión del conocimiento en el
entendimiento y, por ello, se distinguen: entendimiento/sentidos y
entendimiento/razón.
El
entendimiento, a partir de la filosofía moderna, es la capacidad intelectual de
conocer. Locke considera el entendimiento como una capacidad de conocimiento
completa (siendo lo que, para Locke, distingue al hombre de los animales).
Locke lo entiende como un “ojo mental”, que nos permite conocer
intelectualmente muchas cosas “como viéndolas”. El entendimiento ve las ideas
(otro concepto epistemológico complicado ya que, en cada autor, puede
significar una cosa). Autores como
Rorty critican esta concepción del entendimiento como un “ojo mental”.
En Locke, hay
una colaboración entre entendimiento y sentidos. Otros filósofos entienden esta
colaboración de una forma diferente. Por ejemplo, como una oposición (esta
postura, sentidos contra entendimiento, es muy habitual. Así la considera
Descartes, que considera que los sentidos pueden engañar y el entendimiento
engaña mucho menos). El entendimiento permite conocer las cosas engañándonos
menos y podemos descubrir los errores de los sentidos intelectualmente. Es típico que
muchos filósofos distingan entre entendimiento y memoria o imaginación.
Sin embargo, Kant separa
entendimiento de sentidos (sensibilidad o facultad sensible). Son dos
facultades distintas, cada una con sus campos. El entendimiento es la facultad
de los conceptos; mientras que la sensibilidad es la facultad de las intuiciones.
Esto significa que por un lado el
entendimiento no puede intuir nada, y por otro lado, la sensibilidad no puede pensar con conceptos
para nada. Es decir,
no se cruzan. Pero, para conocer, hace falta la colaboración entre ambas
facultades. Por esto, Kant escribió: “Los conceptos sin intuiciones son vacíos y las intuiciones sin
conceptos son ciegas”. Es decir,
los conceptos sin una base en los sentidos están vacíos y las intuiciones, sin
conceptos, no nos hacen aprender nada. Para conocer, se necesita el trabajo de
los sentidos y trabajo del entendimiento (que es la construcción y el manejo de
los conceptos).
Respecto a la razón, Kant introdujo
una nueva concepción de la razón, este pensador consideraba que la razón no era una
faceta del conocimiento. Esto supuso una novedad respecto tanto a la filosofía
anterior como a la filosofía posterior. En la
filosofía griega, la razón se relaciona con el “nous” y con el “logos”. La
razón es la facultad de pensar (“nous”) y la facultad de usar la inteligencia
al hablar y poder comprender el soporte inteligible de la realidad (“logos”). En el
conocimiento, la razón ha representado la máxima potencia de conocimiento
intelectual. La
peculiaridad de Kant se deriva de su interpretación de la relación razón–entendimiento. Para Kant,
la razón es el lugar de asiento de la facultad de conocimiento más abstracta,
más intelectual,… pero no para el conocimiento sino para otros temas. Tras Kant, la
filosofía intenta recuperar la razón como capacidad de conocimiento (por
ejemplo, Hegel). Esta postura se mantiene hasta hoy (tanto en Teoría del
Conocimiento como en el terreno de la ciencia). Se busca una ciencia racional
(es decir, el papel que tiene la razón en el campo de la ciencia).
Así, el
concepto de “razón” ha tenido, a lo largo de la Historia de la Filosofía y del
Pensamiento, un gran peso en el terreno del conocimiento, aunque hayan existido
algunas dificultades en diferentes autores. Pero, a lo largo de la filosofía
contemporánea, se ha producido una recuperación del concepto de “razón” en un
sentido epistemológico tanto en el terreno del conocimiento como en el terreno
de la ciencia. Además de esto, el concepto de “razón” de la filosofía
contemporánea no es el mismo que el concepto de “razón” de la filosofía
moderna. En algunos
autores, la razón es una fuente de conocimiento.
Sobre la memoria sabemos
intuitivamente, qué es, en ocasiones, saber es saber y memoria. La
memoria interviene, psicológicamente, en la actualización de los conocimientos.
La memoria es la capacidad de guardar, retener y acumular conocimientos. En algunos
filósofos, la memoria ha tenido mucha importancia epistemológica. En la
filosofía griega (Platón), la memoria tenía mucha importancia y tenían dos
conceptos:
1) Saber
algo de memoria: Es la capacidad que tiene la memoria de retener lo sensible, que sirve
para retener cosas sensibles. No es la memoria platónica.
2) Anamnesis o rememoración: Es la memoria platónica. Es la memoria de lo inteligible, que nos permite la actualización de lo
que contempló el alma racional cuando no estaba sometida a las limitaciones del
cuerpo. La anamnesis es la capacidad de reactualizar los conocimientos
inteligibles.
En San
Agustín, la memoria es una faceta muy importante del alma, donde cada uno se
puede reconocer. Con el tiempo,
con el desarrollo de la filosofía, la memoria se ha entendido como la capacidad
de conservar el conocimiento adquirido y de reconocer o de identificar objetos
ya conocidos.
Lo cierto es que tanto el entendimiento como la razón y la memoria han sido, son y serán tres pilares básicos en la filosofía y en la humanidad. La filosofía tiene esa gran función de intentar que la humanidad, entienda, razone y a veces, memorice todo lo que sucede en su entorno y todo lo que a través de la historia, libros, archivos… conocemos, a veces lo consigue, otras sin embargo se encuentra frente a hechos tan vulnerables e inhumanos que ni la filosofía consigue entender, razonar y si pudiera olvidaría.
Espero que os haya gustado esta reflexión filosófica el entendimiento, la razón y la memoria. Un abrazo muy fuerte y feliz semana, Leticia.
Se "entiende" perfectamente ;)
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