El Príncipe de Maquiavelo

El guerrero pacífico (film)



"Las verdaderas batallas se libran en el interior [...] 
Este momento es lo único que importa".

- El guerrero pacífico  - 


       ¡Hola, mis querid@s lector@s! ¿Qué tal lleváis los últimos días del año? Espero y deseo que muy bien, dicen que el año 2020 viene cargado de grandes y maravillosos momentos envueltos por la magia propia del número veinte, para algunos/as tal vez sea el año del amor ¿quién sabe? Debemos estar con los brazos abiertos a la abundancia y prosperidad en todos los ámbitos de nuestra vida, así que, si es bueno todo lo que nos depara el destino en el próximo 2020, bienvenido sea ¿verdad?.

            En el post up de hoy quiero hablaros de príncipes, pero no de príncipes de los cuentos, que esos desgradaciamente únicamente existen en las películas románticas y en los cuentos de princesas, donde la magia y el amor nos hace soñar durante unos momentos a los que somos conscientes de la realidad. Aunque la verdad, si os confieso una cosa, desde hace unos años los príncipes no tienen cabida en mi vida, prefiero, sin duda a los guerreros. Los guerreros son luchadores, valientes, fuertes, generosos, realistas, buenos y decididos, sin embargo, los príncipes a veces pecan de un cierto perfeccionismo que denota en su ser cierta inseguridad, egoísmo y narcisismo, que al final y en conclusión sólo se resume en una cosa: en su único amor así mismo sin importarle nada la gente que tiene a su alrededor y que le quiere y, así ¿quién pude ser feliz? Es más ¿quién puede hacer feliz a los demás?  Quién se cree perfecto y sólo es capaz de amarse así mismo, mejor dejarlo que viva su propia vida sin permitir que contamine la nuestra, el tiempo es de las pocas cosas que tenemos de valor y, nosotros debemos saber con quiénes compartirlo,  personalmente, prefiero la compañía de un guerrero, por supuesto.

           En fin, después de esta introducción, voy a lo que voy, que no os quiero entretener. El tema de hoy surgió una noche hablando con unos compañeros del trabajo, tomando un vino en la terraza de nuestro despacho mientras apreciábamos  las maravillosas vistas a la Gran Vía de Murcia, sin más, empezamos a hablar del Príncipe del Maquiavleo, del poder y del estado actual, les prometí escribir una entrada en mi blog sobre el tema y, como soy mujer de palabra aquí está, no quería que terminase el año sin publicarla.

          En la teoría del hombre y del príncipe, Maquiavelo hace una lectura del hombre y de la naturaleza humana recogiendo datos y aspectos de las corrientes de la época, planteando  un esquema aristotélico–naturalista, así, el ser humano es un ser que procede de la Naturaleza.


      Para este pensador, la naturaleza humana es un egoísmo innato, que ha de superarse para que se favorezca la supervivencia del hombre. Así, Maquiavelo nos desvela al hombre y su dignidad; al hombre en esa realidad en la cual, en el tiempo de la Historia, se ha manifestado. El ser humano está atravesado por instintos, por pasiones, por deseos, por inseguridades,... El pueblo está buscando incesantemente seguridad y los gobernantes buscan al pueblo.La naturaleza del hombre es, además de egoísta, voluble, caprichosa, agresiva, ambiciosa. Para Maquiavelo, los hombres aspiran a conservar lo que tienen y adquirir más. Los deseos humanos no tienen límites - ni en cuanto a poder ni en cuanto a posesiones - esta naturaleza humana, estos deseos están siempre limitados porque la realidad donde se desenvuelve la vida, la existencia,... está condicionada siempre por ese elemento que es la escasez natural.

    Los hombres siempre están en lucha, en competencia... dándose una propensión a la anarquía, a no ser que el príncipe sepa limitar esto y dirigir al pueblo. Así, si un príncipe quiere tener éxito, frente a esta agresividad, debe aspirar, ante todo y en primer lugar, a preservar ese poder, la seguridad de la propiedad y el bien de la vida ya que, en estos elementos, están los deseos más profundos y universales que laten en la naturaleza humana.

   Debido a lo anterior, se produce una ruptura con el marco teológico y estamos en un tiempo secular. Se rompe con los tratados de príncipes: del poder como tarea pastoral. Así, Maquiavelo redefine al príncipe al estar en un relato naturalista, redefinido por una teoría del hombre, de las virtudes,... En suma, el objetivo del príncipe es preservar, constituir y guardar el poder de la nación.

      ¿Deben ser los príncipes virtuosos? ¿Deben ser más amados que temidos o más temidos que amados? Maquiavelo indica que han de ser buenos y evitar los vicios que puedan conducir a la pérdida del poder y ejecutar los vicios que puedan ayudar a guardar el poder. Las conductas no son buenas o malas, sino útiles o perjudiciales para el fin perseguido, que es fundamentalmente, el mantenimiento del poder. Por ende, no es necesario que un príncipe posea las virtudes indicadas, sólo que aparente tenerlas.

   El príncipe será un actor, un simulador,... Como instrumento de gobierno, puede servirse de la astucia, del engaño y la violencia para conseguir el fin propuesto. Por tanto ¿el príncipe ha de cumplir sus compromisos? Según Maquiavelo,  sólo cuando no le perjudiquen. El príncipe no debe tener otro objetivo, otro pensamiento, ni cultivar otro arte más que el de la guerra, el orden y la disciplina de los ejércitos porque eso cohesiona también la patria. Los ejércitos no sólo sirven para mantener el principado sino para cohesionar los pueblos. Por cierto, para este pensador, la religión también es otro instrumento eficaz que debe saber utilizar el príncipe.

      En conclusion, la teoría de Maquiavelo provoca una serie de aristas: la separación de la ética y política, la concepción absolutista del poder, la política como una técnica y la concepción de la guerra como instrumento. Pero, en la época, estos temas no eran tan discordantes. La teoría de Maquiavelo busca una fundamentación racional de la política y una autonomía de la política. Así, la razón tiene un puesto privilegiado y sirve para explicar el orden del mundo. El príncipe es quien, usando la razón, ayuda a esa ordenación del mundo, apreciándose como nuevas virtudes la razón y el esfuerzo, entre otras. Lo anterior, podría considerarse según algunos pensados como una doctrina de salvación a través de la razón, una doctrina secular de la concordia,... En esta conyuntura, podría aparecer esa doctrina de salvación que está adquiriendo autonomía y ese reconocimiento de la razón.

     De igual modo, lo preocupante de Maquiavelo es la reducción del horizonte del hombre y la imposición de un modelo de salvación. Se produce un horizonte de temporalidad donde el hombre es arrojado a la mera existencia. El hombre se queda atrapado en la finitud, desoyéndose al hombre y su verdad y asistiendo a una reducción del hombre, con un  predominio de la fuerza sobre la libertad. Así, se propone un modelo de salvación que atenta contra el propio hombre.

        Por otro lado, existe un dilema ente fuerza y libertad, este es un tema de la modernidad planteado por Maquiavelo. Es una aventura que surgió al tratar de entretejer la fuerza y la libertad, es decir, de una filosofía de la libertad bajo la ley o de una libertad sometida al dominio de la fuerza, donde desaparece la libertad en aras del egoísmo y no del reconocimiento del hombre. En esta tensión, Maquiavelo buscó un sistema de autoridad en libertad, produciéndose así un sistema conveniente y convincente de autoridad en libertad. Se busca el reconocimiento de la autoridad como autoridad coercitiva, es decir, que es una fuerza legitimada, limitada y controlada por la ley y, que es capaz siempre de centrar la libertad y de preservar y reconocer al individuo o a la persona.

   En definitiva, Maquiavelo propone una filosofía de libertad bajo el dominio de la ley y se produce el rechazo de la mera fuerza y del dominio de unos hombres sobre otros. En Maquiavelo, parece que la fuerza es usada para crear espacios autónomos de dominio, más que de libertad. Para este pensador la fuerza engendra sólo la libertad del príncipe, es decir, la razón de Estado. Esta libertad es lo que necesita el príncipe para enfrentarse a los hombres, a la fortuna y a esa lectura que está haciendo del tiempo de la Historia que está atravesada por la contingencia. Así pues, el pensador Bacon reconoce a Maquiavelo ese mérito de la sinceridad, para Bacon, Maquiavelo supo mostrar transparentemente lo que los hombres suelen hacer más que lo que los hombres deberían hacer.




La entrada de hoy os la dedico a todos los guerreros que formáis parte de mi vida, que aunque sois pocos vuestro valor es inestimable, al menos para mí, 
sobre todo a ti papá, que este año que se despide me has ensañado mucho de la vida, gracias a ti creo que existen  hombres buenos que ante todo son capaces de amar de verdad, sin miedos y desinteresadamente, como lo hacen los guerreros, te quiero, te queremos.
Os deseo una feliz y bonita Navidad con la familia y amigos.
Con todo mi cariño y amor, Leticia. 








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