Escepticismo


Albert Oehlen




"Sólo se ha perdido cuando se deja de luchar"

- Pirrón de Elis - 


¡Hola queridos lectores! Espero que estéis muy bien y que este verano lo disfrutéis como se merece, disculpad de nuevo el retraso en publicar, estos últimos meses han sido muy intensos y no he tenido tiempo para mucho. Como sabéis en la última publicación del blog traté el concepto filósofico de verdad, por ello, hoy os invito a reflexionar sobre una corriente filosófica totalmente opuesta dado que considera que no es posible conocer nada con certeza, este pensamiento filósofico es el denominado escepticismo.

El escepticismo surgió en la época ateniense donde las personas eran desconfiadas y no creían en la posibilidad de alcanzar la verdad absoluta y en consecuencia, poder entender desde la razón el verdadero sentido de las cosas. El primer filósofo del escepticismo fue Pirrón (360-275, a.C.), quien consideraba la paz del alma como lo más importante para el sabio, una paz que únicamente se alcanzaba cuando el sabio se abstenía de pronunciar juicio alguno. 

En concreto, Pirrón defendía que el ser humano debía abstenerse de emitir juicios al no estar seguro de que fueran realmente válidos, ya que cada persona tenía una percepción subjetiva de la realidad. Es decir, para el pensador cada uno percibe la realidad de una manera distinta lo que nos imposibilita a decir que esto "es así", debiendo más bien decir que "así me parece", ya que según Pirrón, no podemos conocer la verdad de las cosas. Aquello que cada persona observa de la realidad le conduce a formularse ideas, sensaciones y juicios personales absolutamente subjetivos. 

Así pues, para Pirrón y los escépticos, una vez que asumimos que la realidad es subjetiva y que debemos abstenernos de emitir juicios y renunciamos a alcanzar la verdad, es cuando realmente alcanzamos la felicidad, esto es, una vez que nos liberamos de la necesidad de valorar y clasificar las cosas en buenas y malas en sí mismas, ya que no todos los seres humanos consideramos buenas o malas las mismas cosas, lo que resulta bueno para unos, no lo es para otros. 

De contrario, para los pensadores realistas y científicos defensores del conocimiento, la verdad objetiva y la ética universal, consideran que resulta cómodo y liberador en cierto modo ser escéptico, pues una vez que desistimos de saber algo con certeza y de emitir juicios, todo está permitido y todo vale, considerando el escepticismo como un pensamiento ideal de muy difícil realización, ya que como bien sabemos existen valores y principios éticos universales que deben ser respetados por la humanidad indistintamente de la cultura, religión, sexo, estatus económico e ideología política,  así como que existe la verdad objetiva y que esta forma parte de la vida cotidiana y, como tal debe ser reconocida, pues de lo contrario, nunca se podrían hacer juicios de valor, ni existiría el conocimiento cierto ni tampoco se podrían emitir opiniones sobre cualquier tema y, mucho menos hacer justicia ni defender los derechos e intereses de las personas amparados en las leyes y principios universales. 

Y vosotros ¿Qué pensáis? ¿Consideráis que no es posible conocer nada con certeza y que por ello debemos abstenernos de emitir juicios o más bien, sois defensores de la verdad objetiva y de los juicios ciertos? 

Espero que hayáis disfrutado con la reflexión de hoy, sobre todo a los escépticos y no tan escépticos, es un tema muy bonito de debatir en una clase de filosofía o tomando un helado. 

Con todo mi cariño y amor, Leticia. 


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