La utopía del Derecho Laboral
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"Era de machaqueo en la Fábrica de Duro Felguera", José Uría y Uría 1899 |
Si recordamos como nació el
Derecho del Trabajo, fue tras la Revolución Industrial y el capitalismo, ya que
cuando surge la sociedad capitalista industrial, es cuando realmente se
generaliza el trabajo asalariado, siendo el soporte un trabajo libre realizado
de manera dependiente, tal como sigue siendo actualmente, aunque hoy día hayan
otras modalidades de trabajo reguladas jurídicamente.
Fue a través de un conflicto,
concretamente del llamado conflicto
estructural, cuando surgió la necesidad de regular las relaciones laborales
a través de la legislación y del derecho. Dicho conflicto deriva de los
intereses opuestos que tiene el empresario y el trabajador, el empresario tiene
el interés de mayor productividad en el trabajo a menor coste, y el trabajador
buscar reducir su tiempo de trabajo sin pérdida de salario. Ese es el conflicto
que surge por excelencia, en épocas
anteriores también existía, pero ahora es una conflicto por excelencia como
consecuencia de que se generaliza el trabajo asalariado, que transciende de lo
económico a lo social, no siendo sólo un conflicto industrial.
Ante ese conflicto grave, es
necesaria cada vez más que haya una respuesta jurídica especializada que no
existía antes, que tuviese por tanto como objetivo canalizar ese conflicto y
que permitiese la convivencia social y pacífica entre empresarios y
trabajadores. Es así por tanto como nació el Derecho del Trabajo.
Después de todos estos
derechos reconocidos y de esta evolución histórica del Derecho del Trabajo
desde la Revolución Industrial, el trabajador a pesar de todo sigue teniendo
miedo y temor a la hora de reivindicar sus derechos, es decir, la voz del
trabajador actualmente sigue siendo floja, en el sentido de que cuando el
trabajador es consciente de que uno o varios de sus derechos está siendo
vulnerado por el empresario o por las decisiones de los políticos[1],
el trabajador continua estando en un segundo plano, prefiriendo así guardar
silencio por temor a perder su puesto de trabajo, a alzar la voz y ser
escuchado por la sociedad. Dicha decisión por la que opta el trabajador es
sumamente comprensiva, si tenemos en cuenta que ahora más que nunca como
consecuencia de la crisis económica que estamos sufriendo, el trabajador no se
puede permitir el “lujo” de reivindicar sus derechos al empleador, ya que son
pocos los afortunados que pueden tener un puesto de trabajo, y muchos los
trabajadores desempleados que están dispuestos a trabajar en situaciones no muy
dignas a cambio de una trabajo remunerado.
La grave consecuencia de esta actuación, es decir, de que el trabajador
no luche por sus derechos, es que al fin y al cabo el Derecho del Trabajo
reconocido en las leyes, sean mero papel mojado, y eso es sumamente grave
porque supone que todo el esfuerzo que ha hecho trabajador a lo largo de la historia del Derecho del
Trabajo analizada anteriormente, no valga para nada o más bien, sirva de poco.
El que trabajador ahora decida no quejarse ni manifestarse en contra de
decisiones o actuaciones que le perjudican y que van en contra del Derecho del
Trabajo, lleva implícitamente echar por la borda todos los esfuerzos
anteriormente realizados. Esta situación
que puede desembocar en que el Derecho del Trabajo sea mero papel mojado, es
decir, un derecho recogido por leyes y normativas pero no puesto en la práctica,
es algo que tanto el empleador como los políticos tienen la responsabilidad de
que no sea así en futuro cercano.
Si el trabajador no
reivindica sus derechos, es por dos razones fundamentales: por un lado, porque
sus derechos están siendo vulnerados bien por empresarios, bien por políticos o
ambos. Y por otro lado, porque tiene temor a ser despedido si se manifiesta.
Por ello respecto a estas causas, ahora más que nunca, el empleador tiene la
responsabilidad de luchar por esos derechos y de hacer del trabajador un trabajador
digno, no tratándolo como mera mercancía o producto, sino como una persona con
derechos específicos e inespecíficos, que le deben ser reconocidos y
respetados, tanto por él (como empleador) como por los políticos. Es una
responsabilidad que más que nada es ética, porque es el cargo u obligación
moral que tiene el empresario para hacer que se cumplan dichos derechos. El
empresario debe ser respetado y ha de tener unos privilegios como empleador,
pero siempre y cuando limitando sus actuaciones con el Derecho del Trabajo, es
decir, podrá actuar libremente pero con el limite de tratar al trabajador
dignamente y como una persona con derechos, haciendo todo lo posible para que
dichos derechos del obrero sean posibles y eficaces de una forma practica ¿cómo
adquiere el empresario esa responsabilidad ética? ¿cuál es el modo de que el
empresario sea responsable? Simplemente respetando los derechos de los
trabajadores, tratándolos de una forma digna y comprometiéndose a ello. Solo de
esta forma, con la cooperación del empleador y de los políticos, podemos hacer
que el Derecho de Trabajo sea un derecho eficaz, posible y práctico, no
quedándose anclado en la posibilidad de poder ser, sino del deber ser kantiano,
siéndolo en la práctica.
De esta forma respetando al trabajador y a sus derechos, éste tendrá cada vez menos temor a la hora de reivindicarlos y de ser escuchado, pudiendo así alzar la voz de forma clara y concisa. Así el Derecho del Trabajo con la ayuda de todos podrá seguir evolucionando y mejorando, gracias al trabajador que habla claramente sobre lo que se puede mejorar, gracias al empresario que respeta y escucha las propuestas obreras, y gracias a los políticos que hacen posible todo ello a través de las normas legales que conforman el Derecho del Trabajo.
De esta forma respetando al trabajador y a sus derechos, éste tendrá cada vez menos temor a la hora de reivindicarlos y de ser escuchado, pudiendo así alzar la voz de forma clara y concisa. Así el Derecho del Trabajo con la ayuda de todos podrá seguir evolucionando y mejorando, gracias al trabajador que habla claramente sobre lo que se puede mejorar, gracias al empresario que respeta y escucha las propuestas obreras, y gracias a los políticos que hacen posible todo ello a través de las normas legales que conforman el Derecho del Trabajo.
Un saludo, Leticia Latorre.
SOLUCIONES DE LOS ACERTIJOS DEL POST ANTERIOR:
ResponderEliminarAcertijo 1: Un excursionista es capturado por caníbales y le dicen:
Si dices una mentira te matamos lentamente y si dices una verdad te matamos rápidamente.
¿Qué dice para que no lo maten?
Solución: Me vais a matar lentamente. Si es tomado como verdad habría que matarlo rápidamente, por que la respuesta sería mentira, y si se toma como tal habria que matarlo lentamente, por lo que sería verdad.
Acertijo 2: Dos pastores hablaban:
- ¿Por qué no me das una de tus ovejas, así tendremos igual cantidad?
A lo que su amigo le responde:
- Mejor dame una de las tuyas así yo tendré el doble de ovejas que tú.
¿Cuántas ovejas tenia cada uno?
Solución: Un pastor tenía 5 ovejas y el otro 7.
Acertijo3: La boda: cuando María preguntó a Mario si quería casarse con ella, este contestó: "no estaría mintiendo si te dijera que no puedo no decirte que es imposible negarte que si creo que es verdadero que no deja de ser falso que no vayamos a casarnos”. María se mareó. ¿Puede ayudarla diciéndola si Mario quiere o no quiere casarse?
Solución: Mario se quiere casar.
Acertijo 4: El explorador condenado: Un explorador cayó en manos de una tribu de indígenas, se le propuso la elección entre morir en la hoguera o envenenado. para ello, el condenado debía pronunciar una frase tal que, si era cierta, moriría envenenado, y si era falsa, moriría en la hoguera. ¿Cómo escapó el condenado a su funesta suerte?
Solución: El condenado dijo: «MORIRÉ EN LA HOGUERA». Si esta frase es cierta, el condenado debe morir envenenado. Pero en ese caso ya es falsa. Y si es falsa, debe morir en la hoguera, pero en este caso es verdadera. El condenado fue indultado.