Sociedad interconectada
La globalización se considera como una
etapa del desarrollo de la sociedad moderna. Como sinónimo, se emplea el
término “mundialización”, que transmite la idea de una expansión sin fronteras.
Robertson, en 1998, acuñó el término “Glocalización” para describir este
proceso. Con este término, se transmite mejor la idea de que el proceso es una
mezcla de dos aspectos: global y local y que, para que haya éxito, se tiene que
dar de una manera simultánea.
La globalización no es un estadio que
permanezca relativamente estable sino que se refiere a un proceso, a dinámicas
que se suceden unas a otras. Por esto, tiene un difícil control - tanto interno
como externo - por ejemplo, Internet.
Se necesitan nuevos esquemas, ya que
son procesos de carácter internacional (mundiales o globales), pero que tienen
que complementarse con anclajes locales. Así, algo es más global, cuanto más
local es y, cuanto más local es, más posibilidades tienen de triunfar
globalmente. Así, se diferencian los procesos de globalización y los procesos
de carácter neocolonial.
Problemas:
La
globalización afecta a todos los aspectos de la vida. Se da la interconexión
entre las diferentes sociedades y, dentro de cada sociedad, entre diferentes
sectores de esa sociedad. Se crean redes, interacciones. Para muchos agentes, la globalización es, al
mismo tiempo:
· Una nueva oportunidad.
·
Factores de riesgo y de incertidumbre.
Así,
tiene ventajas (viajes) e inconvenientes (expansión de la gripe aviar, problemas
medioambientales, etc.).
Las
instituciones, al tender ser estables, se ven sometidas a esta dinámica doble:
global y local. Esto supone un reto y un desafío. Así o sobreviven o son
sustituidas por otras.
Los
bienes públicos son aquellos que no tienen un único propietario y son
accesibles para todos (por ejemplo, la salud, el medio ambiente, la
educación,...). Son un problema porque las garantías y la protección de esos
bienes públicos no pueden ser realizadas en las actuales dinámicas globales. Generalmente,
los que se responsabilizan de estos bienes públicos son los Estados. Si las
instituciones están bajo esta presión de lo global, ya no pueden ser los
administradores ni garantes. Entonces, se plantea la cuestión de a dónde se va
a reclamar en una sociedad global para que estos bienes públicos sean
accesibles para los agentes.
Los
derechos fundamentales protegen a los agentes de injerencias externas. Pero, si
el Estado–nación pierde sus funciones de garante, no podrá respaldar esos
derechos fundamentales y, entonces, ¿quién lo hará?
Todos
estos problemas se asocia al carácter “sin fronteras” que tienen las sociedades
globales. Este carácter es positivo porque permite la circulación de personas,
ideas y bienes, pero, por otro lado, de algún modo priva de fuerza a las
garantías que, en los ámbitos de los derechos fundamentales y de los bienes
públicos, habían estado funcionando.
Se da
la paradoja y el desajuste de un proceso de globalización social, política,
económica,... con unas instituciones nacionales. Esto provoca la segmentación
(la circulación no es continua sino que se da una asimetría entre las
instituciones nacionales y las esferas locales; la globalización económica y la
globalización cultural;...).
Esto
sitúa el escenario global en un ámbito sin fronteras y, aún más, se da una
“transnacionalidad” (que nos sitúa y en la que nos situamos de otra manera).
Vivir sin fronteras implicaría vivir sin barreras, pero no es sólo que
desaparezcan las fronteras sino que se nos obliga a sobrepasarlas. Así, la
diversidad de las sociedades actuales tiene esta doble cara.
Así,
la globalización es una tendencia “cosmopolita” (es decir, podemos ser
ciudadanos del mundo y podemos asistir a la vez a la información y seguir, muy
de cerca, lo que sucede en otras partes del mundo) y esto hace que nuestras
limitaciones culturales, sociales, nacionales,... desaparezcan (es decir, somos
igualmente capaces de valorar la información, las circunstancias,... y, en caso
de que la ley lo permitiera, se podría participar). Así, la idea de
“ciudadanía” se ha internacionalizado. Esto es positivo porque se han ampliado
horizontes, superando así las lealtades cercanas.
Pero,
por otro lado, las instituciones no tienen esta estructura transnacional y se
han quedado en el modelo nacional. Esto hace que el peso de lo local y lo
nacional sea enorme y su influencia en otros países (su influencia global)
también puede ser enorme.
El
ámbito que suple estas deficiencias de las instituciones es un ámbito
intermedio y difícil de delimitar: la opinión pública. Pero, la asimetría no se
puede solucionar y se producen un proceso segmentario y, gracias a ello, es muy
dinámico.
Un abrazo muy grande, Leticia.
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