La perfección



Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci



"El afán de perfección hace a algunas personas totalmente insoportables".


- Pearl S. Buck -

(1892 - 1973) Novelista estadounidense.


             ¡Hola queridos lectores! Espero que todo vaya bien, seguro que todos estáis intentando llevar este cambio de paradigma  de la mejor manera posible, sin duda, nuestra economía, hábitos cotidianos y costumbres sociales, entre otros muchos, se han visto afectados por este virus mundial. En fin, como bien decía el maestro Ortega y Gasset "yo soy yo y mis circunstancias",  así pues, ahora con el coronavirus, somos nosotros y estas circunstancias comunes que a todos nos han tocado vivir, no nos queda otra que adaptarnos a las mismas con sabiduría y manteniendo la calma, a pesar de la incertidumbre, estoy convencida de que todo irá bien para todos.

 

              En la publicación de hoy os invito a reflexionar sobre la idea de perfección, un concepto filosófico que ha sido tema relevante en toda la historia del pensamiento occidental. El primer pensador en tratar este tema fue Aristóteles en su análisis de los sentidos: así, por un lado mantenía que una cosa es perfecta cuando está terminada, esto es, cuando no le falta ni sobra nada para ser lo que exactamente es y, cuando es perfecto, todo aquello que le produzca un cambio estará generando en él una imperfección. Por otro lado, el pensador griego mantenía que el concepto de perfección también es empleado para referirnos metafóricamente a algo que es malo, por ejemplo cuando decimos que "es un perfecto ladrón", siendo así perfecto en su género de maldad. 


             De manera general, los pensadores griegos mantenían que lo perfecto sólo era posible en los seres finitos, pues para que un ser sea perfecto conlleva necesariamente que sea finito, limitado, de contrario, aquello que nunca alcanza su fin jamás podrá ser perfecto, por consiguiente, lo que es ilimitado es imperfecto, en el sentido que lo perfecto requiere de pueda ser terminado, acabado. 


           Otro de los pensadores relevantes es Santo Tomás de Aquino que demuestra la existencia de Dios a través cinco vías argumentativas, siendo la cuarta vía la de la perfección, donde establece que Dios es el ser perfecto con el que comparamos el resto de las cosas y seres del mundo. Por ende, el ser humano es consciente que es un ser imperfecto, siendo consciente a su vez de la idea de perfección a través de Dios, el ser perfecto que lo creó. 


             En cualquier caso, a lo largo de la Historia de la Filosofía se ha venido considerando el orden del universo como un "orden de la perfección" desde la perfección absoluta que es Dios hasta la Tierra que viene a ser la base inferior del orden. De igual, sobre la perfección humana algunos pensadores, como John Passmore en su obra sobre la perfectibilidad del hombre ha mantenido que el ser humano puede alcanzar la perfección a través de varios modos: (1) perfeccionándose técnicamente en el alguna tarea; (2) subordinándose a la voluntad de Dios; (3) alcanzando su fin natural; (4) sintiéndose completamente libre de todo defecto moral; (5) haciéndose así mismo un ser metafísicamente perfecto; (6) haciéndose así mismo un ser armonioso y ordenado; (7) viviendo como un ser humano idealmente perfecto; (8) llegando a ser como Dios.


         No en vano, considero que el ser humano también debe ser consciente de sus límites, esto es, si llevamos la idea de perfección al ámbito personal de cada uno de nosotros, estimo que forma parte de nuestro ser, ser conscientes de nuestras limitaciones cognitivas y físicas y, sobre todo, que la idea de perfección únicamente es posible en Dios y en el universo, pero no en nosotros, pues de lo contrario, entraríamos en un laberinto del que nos puede resultar complicado salir. 


               Lamentablemente, en la actualidad este es uno de los grandes problemas de la sociedad, constantemente las personas luchan de manera obsesiva por conseguir una perfección que es imposible alcanzar y, ahí es donde surge el problema, del desconocimiento, de la ignorancia de no conocer que la perfección que muchos intentan alcanzar es imposible conseguir, no por falta de voluntad, sino más bien porque simplemente  no existe y, de existir únicamente es posible en Dios. Quien persigue la perfección de manera frustrada y obsesiva al final termina encarcelado en una especie de ideal que intenta manifestar o conseguir pero que por desgracia jamás conseguirá ser, pues siempre tendremos alguna carencia o característica (física e intelectual) que nos haga imperfectos. Y he aquí donde emana el secreto de la vida, quien realmente termina conociéndose y amándose tal y como es, es quien consigue a su vez una vida plena, tranquila y equilibrada y, por consiguiente, feliz, mostrándose al mundo sin máscaras, sin miedos, bajo la certeza de que no a todo el mundo va a agradar y, quien le ame, va a ser de verdad, por mostrarse en esencia sin tapadera alguna. Pero para ello es importante que primero se ame y acepte así mismo. Igualmente, es sumamente relevante no exigir la perfección en los otros, ser tolerantes con los errores de los demás y creer en las segundas oportunidades, pues amar, al fin y al cabo, es amar al otro con sus defectos y virtudes, si hay bondad en su persona, sus imperfecciones siempre o casi siembre serán bellas o, al menos insignificantes en comparación con lo que su persona nos aporta ¿verdad?.


             Espero que os haya gustado la reflexión de hoy, recordad, que la perfección no existe en el ser humano y tenedlo siempre en cuenta cuando exijamos en el otro algo que tal vez es difícil de alcanzar, pensad primero, que nosotros no somos perfectos, quien te ame tal y como eres y te muestras, es lo que debes abrazar, lo demás, está de más. También, intentad evitar una conducta obsesiva a fin de ser perfectos, pues será algo que os impida amaros tal y como sois. Todo lo que hagáis cuidando mente y cuerpo que sea porque os haga felices y, sobre todo, porque consiga que os améis cada día más y más.


¡Feliz domingo!

Con todo mi cariño y amor, Leticia.










"Perdí la voluntad de agradar a quién no agrado, de amar a quién no me ama y de sonreír para quién no quiere sonreírme".

- Meryl Streep -

(Autor original: José Mircard Teixeira)











Comentarios

Entradas populares