Lo sublime
"La existencia de la realidad es la cosa más misteriosa, más sublime y más surrealista que se dé".
- Salvador Dalí -
¡Hola querid@s lectores/as, por fin hemos llegado a las 200K visitas! ESTOY ENORMEMENTE FELIZ Y MUY AGRADECIDA A TOD@S VOSOTR@S. Sinceramente, cuando lo creé en su día fue realizar un sueño, un sueño que se ha ido cumpliendo en cada una de las publicaciones, pero en ningún momento imaginé que fuera a tener una influencia mundial tan grande, sois much@s quienes lo leéis y de todas partes del mundo, de verdad de corazón, muchas gracias a cada un@ de vosotr@s.
Hoy voy a escribir sobre una cuestión que me habéis preguntado algunos por correo electrónico a raíz de la entrada anterior y, no es otra que, sobre el concepto filosófico de "lo sublime" . Por ello, antes de demorarlo más, aprovechando que viene a colación con la publicación anterior y sobre todo porque habéis sido varios quienes me habéis preguntado, he visto oportuno dedicar el post up conmemoratorio de las 200K visitas a ese bonito concepto filosófico.
Veréis, a pesar de que actualmente la definición de lo "lo sublime" es apenas utilizada en el lenguaje cotidiano, lo cierto es que en en el mundo de la estética y de la filosofía tiene un gran valor. En el siglo I d.C, aparece un texto escrito por Peudo-Longino titulado Sobre lo sublime, que consistía en un tratado de retórica donde se explicaba el método de escritura para llevar al éxtasis al lector mediante las palabras. Posteriormente, en el siglo XVIII, el citado texto fue recuperado y puesto de moda por autores como J. Addison, que define lo sublime en su obra Los placeres del espectador como un género de horror agradable o, como Berkeley Burke, que su libro Investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello supuso una gran influencia para Kant en la analítica de los sublime tanto en su obra Crítica del juicio como en la obra Observaciones sobre el asentimiento de lo bello y lo sublime. En cierto modo, podríamos decir que en el fondo lo sublime ha sido una moda, así pues, Burke en su obra Investigación filosófica, señala que:
“Todo lo que resulta adecuado para estimular las ideas de dolor y peligro, es decir, todo lo que es de algún modo terrible, o se relaciona con objetos terribles, o actúa de manera análoga al terror, es una fuente de lo sublime [...] Este dolor y este horror que causa lo sublime, es un dolor de una especie determinada; si el dolor o el terror se modifican de tal modo que no son realmente nocivos para nosotros, si el dolor no conduce a la violencia y el terror no acarrea la destrucción de la persona, en la medida en que estas emociones no nos resultan inmediatamente amenazadoras, entonces serán capaces de producir deleite, una especie de horror delicioso, una especie de tranquilidad con un matiz de terror”.
“Las cosas terribles, al impresionarnos muy fuertemente] producen en nuestro ego una especie de hinchazón y de triunfo que es extremadamente agradable para la mente humana. Esta hinchazón del ego nunca se percibe tanto ni opera con tanta fuerza como cuando estamos en relación con objetos terribles sin peligro, ya que la mente siempre reclama para sí parte de la dignidad e importancia de las cosas que contempla”.
En síntesis, en las obras de esa época nos podemos encontrar con multitud de elementos, por ejemplo, naufragios, edificios, monstruos... que no se pueden incluir dentro de lo que comúnmente se considera "belleza clásica", pero que no obstante suscitan un placer, siempre y cuando exista una distancia, pero ¿a qué se referían estos pensadores de la época con la distancia? La temática de la distancia es fundamental para que podamos hablar de sentimiento estético de lo sublime, es decir, con la distancia nos referimos a la necesidad innata de que exista una distancia entre la obra de arte y el espectador para que se puede hablar de ese sentimiento estético de lo sublime. Por ejemplo, Burke en su obra Investigación filosófica muestra como el horror implicado en lo sublime causa - o puede causar - cierta satisfacción estética, siempre y cuando el espectador se sienta a salvo.
Por otro lado, la pregunta que se plantean estos autores que, ya se planteó Aristóteles en su obra la Poética es ¿cómo es posible que lo monstruoso, lo terrible... provoque un gusto estético? La explicación dada por estos pensadores es que nos situamos ante un acontecimiento terrible que nos amenaza con privarnos de algo, pero que sabemos que no se concretiza y, esto nos da un placer, un alivio... digamos que se produce una cierta mezcla de horror-placer.
Asimismo, se ha de tener presente que detrás de estos autores nos encontramos con una idea fundamental, esto es: nos situamos ante fuerzas que no podemos dominar, pero ante las que nos salvamos. Por ende, esta colocación del hombre ante lo superior a él nos hace ser conscientes de que tenemos cierta capacidad que va más allá de lo sensible y que nos acerca a lo suprasensible, que nos acerca a un territorio muy superior al de la vida cotidiana.
En Kant, el concepto de lo sublime se explica gracias a una inadecuación o un conflicto entre facultades, es decir, el entendimiento es capaz de crear un concepto, por ejemplo, el de "infinito", pero la imaginación - en el sentido kantiano, es decir , dar imagen de algo - es incapaz de darle una imagen adecuada y perfecta a este concepto, esto es, no existe nada que el individuo pueda imaginar que sirva para representar a la perfección el concepto. Así pues, se produce un doble sentimiento: dolor (porque la imaginación fracasa) y, placer (porque el ser humano puede crear conceptos tan grandes, tan amplios, que ni siquiera la imaginación puede representar. A su vez, según Kant, se produce una ambigüedad: una parte está en lo sensible y otra parte está en lo suprasensible, el pensador para explicar ese fenómeno utiliza una serie de taxinomias:
- Lo pequeño es bello y lo grande sublime.
- Lo claro es bello y lo oscuro es sublime.
- Lo femenino es bello y lo masculino es sublime.
- Lo bello es lo estéticamente clásico y lo sublime es lo anti clásico, lo desordenado, lo desproporcionado. El ideal sublime sería el héroe, aquel que da su vida por unos ideales.
De igual modo, el pensador alemán diferencia entre dos tipos de lo sublime: por un lado, lo sublime matemático, que se relaciona con la cantidad, que no se puede controlar, la extensión sin límites, el infinito, por ejemplo; por otro lado, lo sublime dinámico, que se relacionada con la fuerza, por ejemplo, cataratas, incendios, precipicios, naufragios:
“Rocas audazmente colgadas, y por decirlo así, amenazadoras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan con rayos y con truenos, volcanes con todo su poder devastador, huracanes que van dejando tras de sí la desolación, el océano sin límite rugiendo de ira, una cascada profunda en un río poderoso, etc., reducen nuestra facultad de resistir a una insignificante pequeñez comparada con su fuerza”. (Crítica del juicio, Kant).
Es decir, para Kant, los seres humanos son minúsculos seres que intentan sobrevivir ante esas fuerzas de la Naturaleza, pero nuestra razón, nuestro entendimiento,... es capaz de conceptualizarlo y presentarlo.
En el fondo, para Kant, lo sublime es impresentable, porque la imaginación no puede darle una presentación, una representación,... a ese concepto.
En definitiva, lo sublime es aquello que nos hace ser conscientes de nuestro valor espiritual, de nuestro valor supresensible y, por tanto, es lo único que puede resistir al valor físico de la Naturaleza. Gracias a lo sublime, ya no somos elementos sólo naturales, somos o tenemos una parte suprasensible o sobrenatural a la que accedemos a través de esos elementos sublimes.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy, muchísimas gracias una vez más, mil gracias, que leáis el blog es la mayor recompensa que puedo tener, sin duda, inestimable.
Cuidaros mucho, aprovechad el tiempo y amar aprender cada día un poco más, en definitiva, seguid amando la sabiduría tanto como ahora.
Un fuerte abrazo, con todo mi cariño y amor, Leticia.
"El éxito es el resultado de aquello que plantaste con amor".
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