Individualización
Cuando en filosofía hablamos de individuo e individualización, ¿a qué nos referimos? El concepto individualización desde que surgió hasta la actualidad se considera en función del cambio de las condiciones de vida que han
tenido lugar al finales del s. XX. A partir de los años 20 del s. XX hay una
vinculación por el individuo, lo más característico de nuestra época es esa
recuperación del individuo, pero no del yo trascendental, sino del individuo en
concreto, el individuo de carne y hueso, con nombre, el individuo en singular.
Los lazos de la nueva individualización se vincula por la moda, por la cultura,
por los mercados…es una forma de vida, somos simultáneamente masa-individuo, ambos se implican en la nueva forma de vida, estamos solos viendo la televisión
pero juntos formamos un público que observamos lo mismo. No formamos una clase
social, sino que somos masas, publico individualizados. En definitiva, somos un sujeto que
podemos dominar sujeto espectador, estamos a la vez aquí y en cualquier lugar,
solos, escuchando lo mismo y viendo lo mismo que otros.
Esta categoría de la
individualización distingue entre el espacio ideológico (hasta los años ´20 del
s.XX) y el espacio de la moda, donde el espacio-moda sustituye el
espacio-ideológico. Ambos espacios son formas de comunicación muy
diferentes, por ejemplo, la propaganda (espacio ideológico) intenta convencer,
en cambio la publicidad (espacio moda) intenta mostrarnos el cambio permanente,
intenta seducirnos no convencer.
Desde este punto de vista la publicidad se
caracteriza por la creatividad, aspira a dar a las marcas una personalidad. Lo
importante sería toda la teoría de la seducción, donde lo que importa es
la satisfacción de los deseos. ¿Qué concepto de hombre correspondería en el
individualismo? Ya no es el hombre trágico, o el hombre ideológico, sino se
trata de un hombre lúdico, que sería lo opuesto a los otros dos, también sería
un hombre frío que no tiene entusiasmo por las cosas, no tiene experiencia
trágica profunda, ni convicciones, sino que somos indiferentes. El hombre
actual no está seducido por ninguna utopía, y tampoco por ningún proyecto de
transformación del mundo, no creemos que el mundo puede cambiar, no estamos
seducidos por las revoluciones ni por las utopías.
En conclusión, la sociedad postmoderna
tiene como fundamental nuestra individualidad, un yo individual en concreto, no
nos interesa el porvenir porque no sabemos como va a ser ese futuro, vivimos en
la sociedad del riesgo, no en una sociedad utópica, ni siquiera somos
pesimistas como creía Nietzsche. En la cultura postmoderna se rompe el espacio
de una ideología y se abre una ideología minimalista, vinculada a la
sensibilidad del individuo. La actitud fundamental de este hombre sería la ironía.
Richard Rorty era pragmatista, escribe Contingencia,
ironía y solidaridad, desde ese punto de vista caracteriza al hombre
postmoderno por su actitud irónica, os aconsejo su lectura.
Eso es todo por hoy. Espero que os haya gustado esta pequeña reflexión sobre el individuo actual. Seguro que vosotr@s hacéis vuestras pequeñas conclusiones.
Tened una feliz semana, un abrazo muy grande y gracias por visitarme, Leticia.
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