Éxito


         
        

          Es curioso como al comienzo del año la mayoría de las personas - entre las que me incluyo - nos planteamos nuevos propósitos y objetivos con la esperanza de conseguirlos a lo largo del año que acaba de iniciar. Propósitos diversos y variados que se ajustan a nuestras necesidades y circunstancias, abarcando desde dejar de fumar (aquellos que lo hacen), ir al gimnasio (esos otros que son un poco vagos para el deporte), aprobar todas las asignaturas, conseguir un trabajo, ascender profesionalmente, formar una familia... Infinitud de ellos que dependiendo de la persona serán unos u otros, algunos coincidirán, y otros, serán tan sumamente personales e íntimos que los harán únicos. Detrás de esos objetivos podemos conocer un poco más a las personas que se los plantean, como mínimo podremos saber qué es lo que desean y quieren conseguir, en definitiva, conocer aquello de lo que carecen y a la vez se ven capaces de alcanzar en un corto o largo plazo, poniendo como fecha límite el fin del año que acaba de comenzar. Si hablásemos con Aristóteles sobre este tema, el filósofo nos diría que el objetivo de dichas metas es la felicidad, puesto que para el pensador griego el fin de cada acción que realiza el hombre durante toda su vida, no es otro que conseguir la felicidad, así - nos diría - el zapatero hace zapatos con el fin último de ser feliz,  igualmente si un fumador se propone dejar de fumar y lo consigue, será feliz, una felicidad que procederá por dos vías, una por conseguir el propósito que se planteó en su momento, y otra, por demostrarse así mismo que ha sido capaz de conseguirlo, aportándole más seguridad y confianza en sí mismo. Una felicidad que depende de la forma más autónoma posible de las acciones que habremos llevado a cabo para conseguir aquello que nos marcamos como objetivo, puesto que lo más inteligente es que sean objetivos realistas y que estén a nuestro alcance, cuanto menos dependan de los demás y más de nosotros, serán mucho más fácil de conseguir.

         Sin embargo, cuando conseguimos dichos objetivos y lo decimos en voz alta, internamente somos felices, pero externamente habremos conseguido un reconocimiento de admiración de nuestro entorno hacia nosotros que se traduce en éxito. De hecho, incluso algunos a través de sus objetivos lo que desean es tener éxito, porque así sea la única manera de poder ser felices.
   
   ¿Qué podemos entender por éxito? El éxito es el reconocimiento de los demás a lo bien hecho como fruto de  a aquello que una persona consigue con su esfuerzo, capacidad y trabajo. Cuanto mayor sea la dificultad y sacrificio de lo conseguido según nuestras circunstancias y entorno mayor éxito despertaremos en aquellos que nos admiran.  A modo de nota, comentarios que el Diccionario de la Real Academia define el éxito, por un lado, como resultado feliz de un negocio, acción..., por otro lado, como una buena aceptación que tiene alguien o algo, y por último, como el fin o terminación de un negocio o asunto. 

        Pero, sin embargo, ¿qué tenemos que hacer para ser una persona exitosa? Considero que el éxito o el fracaso no depende solamente de conseguir o no nuestros objetivos y propósitos y que los demás nos admiren por ello, sino que ser una persona exitosa va más allá, lo que hace a una persona exitosa es una serie de cualidades intrínsecas que por el mero hecho de poseerlas ya le hace serlo.  A menudo sentimos admiración y gratitud por las personas que nos rodean y por sus logros, pues bien, ese sentimiento ya nos hace ser una persona con éxito. Cuando cometemos un error y nos responsabilizamos de ello y de nuestros actos, en vez de optar por culpar a otros, eso ya nos hace ser exitosos. Cuando perdonamos a quienes nos hacen daño y dejamos el rencor a un lado, eso es éxito. En el momento que hablamos de ideas en vez de criticar a otros, conseguimos ser personas exitosas. De igual modo, cuando nos alegramos por los logros de otros y le felicitamos, en vez de desearle el mal, o cuando con transparencia y gratitud transmitimos nuestros conocimientos sin esperar nada a cambio, o nos preocupamos por la felicidad de quienes nos rodean en vez de amargarle la existencia, son cualidades y acciones que si las ponemos en práctica, hacen de nosotros unas personas exitosas, sin embargo, si optamos por lo contrario, serán acciones que nos llevarán al fracaso.

      En conclusión, independientemente de que consigas o no aquello que te propones, lo que hará de ti de una persona exitosa será la bondad con la que trates a las personas que te rodean, dejando a un lado el sentimiento tan horrible y enfermizo de la envidia, que como bien decía Miguel de Unamuno "la envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual", optando por la admiración y el deseo del éxito hacía los demás. Sólo de ti depende ser exitoso o un fracasado, recuerda que una persona exitosa siempre será feliz. 

        Es cierto que todos morimos pero no todos mueren igual, y el éxito es lo que marca la diferencia. Espero que este nuevo año uno de vuestros propósitos sea ser una persona exitosa, hay algunos que no tienen que proponérselo porque de manera innata lo son, otros sin embargo,  están cegados por sentimientos como la envidia, la critica, la amargura... que solo le conducen al fracaso, de ellos depende cambiar y ser felices. 

          Me despido con una frase que una gran modelo me enseñó un día y que resume muy bien el post up de hoy:


Muchas gracias por estar ahí, feliz año nuevo y felices propósitos para el 2015. 
Un abrazo muy grande. 
Leticia.

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